Mi gurú
El dolor me
enseñó perdón
en cada
moretón me lleve una lección,
con cada
lagrima alimente mi corazón.
Y vaya que
conocí de cerca el dolor, 
nos codeamos
en la rutina, en la simpleza,
en el anhelo
de un ser querido que ya no está.
En el abrazo efímero de las despedidas
en el niño
que camina en la acera con ropas gastadas...
y la vida
decidió enseñarnos así,
en los
pequeños y grandes errores, 
en las distancias,
Y que iba a
saber lo sabio que podía ser el dolor.
Me ató con
fuerza me retorció en sus embrollos, 
me arrastró
por el suelo sin compasión,
Seque mi
cara empapada de lágrimas frente al espejo
—Siempre
tienes la razón —le dije—. Con una mueca gastada y una tristeza que ahogaba mi
corazón.
-Gab.
-Gab.

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