Por fin.


Estaba coqueteando con tu compañía,
Te hice un ladito de la cama a tus buenos días con café y un beso,
Me encariñe con tus dedos acariciando mi espalda,
Y me abrace a tu espalda deseando que dure,
Deberías saber; que no hay cosa más divina que conocerte,
Y saber así, que ya tenía eones buscándote y tal parece que por fin te encontré.

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